EL MUNDO
17 febrero 2011
Nueva promesa contra
la calvicie
Cristina G. Lucio
Ungüentos, lociones, fórmulas magistrales e incluso
plegarias... A lo largo de la historia, muchos han sido los intentos de
encontrar un crecepelo efectivo que acabara de una vez
por todas con la pesadilla que sufren muchos hombres y mujeres.
De
momento, nadie ha dado con el remedio infalible, aunque sí existen varios
medicamentos y tratamientos estéticos que, al menos en determinados tipos de
alopecia, ofrecen soluciones al problema. A la lista podría unirse en el futuro
una nueva herramienta, que parece ser efectiva en los casos de caída de cabello
por estrés, según sugieren los resultados de un estudio en animales publicado
esta semana la revista 'PLoS One'.
Según
sus datos, esta sustancia, que bloquea los receptores de una hormona
relacionada con el estrés, la corticoliberina, es
capaz de regenerar el pelo perdido. Al menos, lo consiguió en varios ratones
modificados genéticamente para que produjeran en grandes cantidades esta
hormona.
A
causa de esta alteración en su ADN, los animales analizados habían perdido
progresivamente parte de su pelaje. Los investigadores les inyectaron entonces
una pequeña cantidad de este antagonista de los receptores de la corticoliberina, denominada astressin-B,
que acabó con la ‘calvicie’ de estos animales.
La
recuperación capilar, comentan estos autores en la revista médica, fue palpable
durante semanas e incluso meses.
Para
comprobar su efectividad, estos investigadores también probaron en otro
experimento la efectividad de tratar a ratones con calvas con minoxidil, uno de los pocos tratamientos para tratar la
alopecia. Y, según sus datos, aunque en menor medida, los animales también
respondieron al tratamiento.
"Estos
datos indican que la alopecia observada en estos ratones podría compartir
algunas características con la propia de los humanos", indican los
científicos, quienes insisten en que su trabajo abre la puerta a un nuevo
modelo para estudiar la pérdida del cabello asociada al estrés.
Su
descubrimiento, han explicado, fue del todo fortuito, ya que se produjo
mientras intentaban indagar en la relación entre el estrés y los problemas del
aparato digestivo. Con todo, uno de los autores del trabajo es fundador de la
compañía que gestiona los derechos de la sustancia.